La conciliación son las vacaciones…no hay más. Y es que, te has pasado todo el año haciendo malabares para encontrar un equilibrio entre tu vida profesional y familiar con poco éxito y llegando a la conclusión de que esto de la conciliación…pues es un invento.
Todo está muy mal montado, el tiempo de disfrute que deberían pasar madres, padres e hijos es ridículo y, por mucho de que la sociedad se conciencie día tras día pidiendo cambios mediante campañas, protestas y demás, nunca es suficiente, quedando mucho por hacer y poder conciliar de verdad.
Durante el año, el tiempo de calidad con tus hijos es muy probable que haya sido menos de lo esperado, de ahí que el verano sea un maravilloso momento para vivirlo con ellos y disfrutar de esos días de vacaciones intensamente con tu pareja y los niños, porque las vacaciones de verano… son para vivirlas intensamente.
La conciliación son las vacaciones
Toca con tus hijos hacer castillos de arena imposibles y que lleguen al cielo, tirarse a la piscina en bomba en bucle, comer un montón de helados y al final del verano contar los que os habéis tomado de la carta, acabar de montar el “halcón milenario” de Lego que durante el año ha sido imposible acabar, perderse por el camping, esconderse por el hotel y fabricar máquinas del tiempo con cualquier palo o tapón de botella.
Ir a ver la última de Disney con un bol gigante de palomitas, hacer guerras de globos de agua y acabar empapado, subirse a los árboles aunque te den miedo las alturas para vigilar si vienen piratas, acabar el día lleno de chorretones por todo el cuerpo, jugar a juegos de mesa, a la consola, en la calle…
Jugar a cualquier cosa, en cualquier lado, en cualquier momento, ¡qué más da! Lo importante es jugar y, sobre todo, agarrar cualquiera de esos momentos y hacerlo eterno para siempre.
¿Y los cuadernos de verano? ¿Los deberes? Pues pueden esperar.
Porque la conciliación son las vacaciones, las vacaciones son conciliación. Lo demás, es un invento. Así que disfrutad del verano, hincharos a helados y que gocéis de un sinfín de momentos eternos con vuestros hijos.
Carlos tiene 41 años, es escritor y guionista, y también, como él dice, «un poco (bastante) Peter Pan». Su pasión es escribir y compartir todo lo que siento como padre y como persona.
Es papá de un niño de 8 años que se llama Martí y de otro de 5 que se llama Mario». Gracias a ellos escribe en su blog Un papá como Vader.
También es autor del libro sobre paternidad La libreta roja.
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