Nos cansamos de repetir lo felices que han sido nuestras infancias corriendo por las calles, jugando con las piedras, saltando charcos y a la vez censuramos el exceso de tecnología que invade el día a día de nuestros pequeños soletes. Y yo me pregunto, ¿hacemos algo para que esto cambie?
¡Volvamos a nuestra niñez, hagamos que vivan nuestros mejores momentos! Sí, ya sé… Las ciudades se han llenado de grises, de zonas no aptas para peques, de miedos, de inseguridades… pero, si buceamos un poco entre tantas calles y contaminación, podemos encontrar grandes parques llenos de árboles y naturaleza viva.
Es más, si tenemos tiempo para alejarnos un poquito, incluso podemos ir a la montaña, a la playa o a aquel rincón donde, sin juguetes ni columpios, los niños y niñas pueden pasar un rato inolvidable.
La importancia del juego al aire libre
Mis años como monitora me han servido para conocer de cerca con qué se lo pasan bien los más pequeños y no, la respuesta no es «con una play o con un móvil». Es evidente que esto les atrae porque, recordemos, son un reflejo de lo que ven y viven. La sociedad actual está sobreestimulada y confundida con unas necesidades irreales pero en la naturaleza podemos recuperar el norte.
Niñas y niños quieren correr, experimentar, descubrir nuevas sensaciones, sentirse libres de elegir qué hacer y cómo, y la naturaleza les ofrece todo esto y más. Les da vida, paz, tranquilidad, sosiego, les hace conectar con ellos mismos, volver al origen. Necesitamos árboles para vivir, tierra, agua, la luz del sol…
Además, el medio ambiente nos aporta vitaminas, estímulos, nos purifica, nos calma, nos atrae. De sobra se conocen ya todos sus beneficios.
Ya estamos en la naturaleza. Y ahora, ¿qué hacemos?
Hemos conseguido ir a ese lugar tan perfecto y ahora nos vemos allí con nuestros peques sin saber qué hacer o a qué jugar. Aquí unas cuantas ideas:
- Anímales a que se tiren al suelo, que salten los charcos, que jueguen con la tierra o con la arena. ¡Olvídate de las manchas!
- Invítales a encontrar su forma de diversión, que creen sus propios juegos, que dejen volar su imaginación.
Lo ideal es fomentar el juego libre pero, si eso no funciona, siempre es bueno guardar algún truco en la manga para los niños y niñas más exigentes. ¡Tomad nota!
- Sugiéreles crear una pócima secreta: bastará con que tengan algún “recipiente” entre sus manos (un vaso de plástico, una botellita, una bolsita, o incluso, un agujero en el suelo) dónde puedan mezclar tantas cosas como se les vaya ocurriendo. Un poco de agua, tierra, unas hojas picaditas, unas piedras, ya veréis hasta donde son capaces de llegar! Puedes motivarles preguntándoles que súper poderes están creando, a quienes se lo darían, para que lo usarían…
- Color, color es un clásico juego muy socorrido en el mundo de la animación. Para quién no lo conozca, se trata de ir diciendo colores y que vayan corriendo a tocarlo, no vale nada que lleven ellos encima. Da mucho juego porque, además de colores, podemos mezclar cualquier otro material o cosa, por ejemplo: color, color… ¡aire!
- Por último, y si el ánimo motivador ya te ha envuelto, te propongo una búsqueda del tesoro. No necesita preparación: olvídate de papelitos de pistas guardados y rimas infinitas para conseguir llegar al próximo lugar. Las pistas las darás de viva voz y las inventarás sobre la marcha. ¡Una maravilla! Tendrán que encontrar o dirigirse a aquello que tú les hayas sugerido.
Un ejemplo: Para la siguiente pista encontrar, el alimento de las ardillas debéis encontrar. Una vez encontradas las piñas, les propondrás superar una prueba (cantar, bailar, saltar a la pata coja, formar palabras, etc) y eso te dará tiempo a pensar en la siguiente pista. Puedes hacerlo tan largo como quieras. ¡Importante que no olvides que la última pista tiene que conducirles a un tesoro!
Ideas de tesoros: cromos, caramelos, abrazos gigantes con croqueta incluida, foto de todos los ganadores que después imprimiréis y colgareis en un sitio importante de la casa…
Cómo veis no hay nada como proponerse pasar un rato agradable para que fluyan los buenos momentos. Seguro que una vez metidas en harina se os irán ocurriendo un montón de cosas más. Días así enganchan y, de una cosa estoy convencida, estos momentos vividos juntos, los peques no los olvidarán nunca pero vosotras/os, ¡tampoco!
Beatriz Hernández cuenta con más de 10 años de experiencia en el juego con peques, monitora de ocio y tiempo libre y recientemente se ha graduado en Magisterio de Primaria. Se declara “fan incondicional del aprendizaje a través del juego así como de la necesidad del contacto con la naturaleza”. Idealista y soñadora, se enorgullece de haber trabajado siempre en distintos ámbitos relacionados con el público infantil, consiguiendo así volver con una sonrisa a casa.
Actualmente trabaja como monitora en el Camping Resort Devesa Gardens y combina así dos de sus grandes pasiones: el juego y la naturaleza.
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